Los enanos
generalmente viven bajo tierra, cuanto más profundo mejor y solo les importan
ellos mismos. Los humanos y los álfar se pueden matar unos a otros durante
generaciones, mientras no les afecte a ellos se pueden seguir matando hasta la
extinción. Pero como una guerra ajena les afecte en lo más mínimo, lucharán
como demonios, aunque esto raramente ocurre.
Por regla
general, los enanos viajan bajo tierra indefinidamente buscando yacimientos de
todo tipo de joyas o metales, cuando encuentran uno lo suficientemente jugoso
se asientan y levantan una ciudad, si el yacimiento lo merece construirán una
fortaleza en la que se asentarán durante generaciones hasta que todo el
yacimiento esté agotado y entonces se trasladarán a uno nuevo. Pero siempre hay
buscadores en pos de yacimientos grandes o pequeños que explotar.
Lo más habitual
es que todo esto ocurra a cientos de kilómetros bajo la superficie, pero existen
clanes que viven cerca de la superficie para comercia con los humanos, los
clanes más habituales se encuentran en el norte de Orto, en el territorio de
Rostaña, un territorio lleno de montañas ricas en metales y con pocos humanos
viviendo por ahí. Han anidado bajo muchas de estas montañas y siguen viviendo
muchos clanes en el norte hoy día. Cuando un clan abandona una ciudad
subterránea por haber agotado todos sus recursos la ceden sin muchos problemas
a los humanos, que las habitan durante los crudos inviernos del norte. Uno de
estos casos es Picoalto y la ciudad abandonada en la que se refugia el grupo
protagonista al final de la primera novela, solo que ésta aún no había sido
ocupada por norteños.
Pese a su aspecto
y carácter tosco, suelen ser bastante agradables y bonachones, aunque tienen un
carácter explosivo y pueden saltar con cualquier cosa, eso les hace unos
guerreros a tener en cuenta, sobre todo porque pese a que pocos superan el
metro y medio, suelen ser mucho más fuertes que un humano promedio, si a esto
le sumas su vida cavando en la roca y luchando contra las bestias de las
profundidades sale como resultado unos guerreros tremendamente eficaces a
distancias cortas, aunque no son muy dado a esa “pijería” de las estrategias.
Son muy dados a la bebida y a las fiestas y cualquier excusa es buena para montar
una fiesta con quien sea y donde sea.
Tienen unos
férreos valores familiares y un sentido del honor exagerado en contraparte a su
carácter explosivo, pero nunca actuarían de un modo que consideraran vergonzoso
o de débiles, siguiendo un estricto protocolo en la batalla y en la vida
diaria.
Son con
diferencia los mejores artesanos del mundo, sus armas y armaduras no tienen
igual, los pocos enanos que deciden ganarse la vida fuera de la tierra suelen
ganarse un enorme prestigio entre los humanos. También se les considera unos negociantes implacables dados a exigir precios muy por encima de su precio y nada dispuestos al regateo. Se dice que fueron los enanos
quienes crearon los planos de la imponente Hícatriz y de La Torre, las mayores
construcciones de esta era.
Como nota final,
la sociedad de los enanos está gobernada por seis reyes, los líderes de los
seis grandes emplazamientos de los enanos en el mundo, uno de estos reyes
gobierna a todos los pequeños clanes que viven en el norte de Orto y es el
único que tiene cierto trato con los humanos, es especial con la familia real
de Rostaña y con La Orden.
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